viernes, 10 de febrero de 2012

Escribir y seguir escribiendo


El mundo se alimenta de esperanza siempre cuando todo parece perdido, está en el ser humano querer lo imposible, querer superarse, querer ser alguien.

Podrán decir que son pocos los afortunados que gozan de felicidad, pero es capaz porque el resto no se permite ser feliz, viven de fantasías, de recuerdos y futuros imaginarios.

Pero qué le vamos hacer, estamos queriendo hacer nuestra propia película con final feliz, en la que tu amada vuelve a vos, esa es la esperanza que tiene cada uno que lo hacer sentir tan vivo y tan mísero a la vez.

Somos oportunistas, somos imaginarios, somos deseosos, pero sobre todo somos ingenios… vivimos atados a algo que no depende más de nosotros.

Cada persona tiene la oportunidad de hacer lo que le guste, pero muchas veces están más pendientes de lo que no hicieron.
El mundo gira y nuestra cabeza también, mareándose en pensamientos de felicidad y de amor.
Somos capaces de dejar todo por encontrar lo verdadero, pero somos capaces de perderlo al finalmente tenerlo.

Deseo, felicidad y amor, son tres palabras por las cuales vivimos con una sonrisa y nos ahogamos en llanto.

Es tangible el sentimiento de ira, angustia y volver a ser ese niño de 6 años que no obtuvo su regalo deseado.

Siempre queremos más, no nos conformamos con tener algo, queremos todo porque si no nos sentimos vacíos, algo siempre nos falta y algo siempre nos faltará.

La ambición es un arma de doble filo que casi siempre nos perjudica y somos tontos que queremos seguir escalando una montaña imposible de conquistar.

Tener fé es creer en el amor y solo algunos podemos ser creyentes de eso, no existen piedras por las cuales no podamos tropezar, la necedad es tu virtud y la inteligencia es tu enemigo.

Bienvenidos los que tropezamos y seguimos intentando, porque la vida nos seguirá tirando abajo para volver cada vez más fuerte.

El amor es un deseo y el deseo de todos es lograr esa felicidad.