viernes, 25 de marzo de 2011

Un toro y siete vacas


Últimamente las relaciones que conozco suelen tener algún caso de infidelidad, si te tiro un número sería que 2 de cada 5 parejas no sabe que uno es cornudo, y eso es siendo optimista.

Creo que a mí nunca me metieron los cuernos o por lo menos no me enteré, pero sí me pasó estar en el otro lado, el de ser el cuerno, pero no por ser hijo de puta aunque una vez si hice por venganza y en la segunda vez realmente me enamoré de la persona, sabiendo bien a donde iba terminar.

Meter los cuernos es algo tan simple como respirar para algunos, yo digo que si realmente uno quiere estar con una persona y tener una relación para que coños mete los cuernos, no entiendo el porqué, si uno siente algo por otra persona mientras está de novio es mejor terminar la relación.

Pónganse en el lugar del otro, ¿te gustaría ser cornudo?

Lo que sí, existen tres tipos diferentes de cuernos y todo depende del tipo de relación que uno tenga.

La primera y que no posee tanta consecuencia es la de una relación casual, la del toma y dame, el famoso nos divertimos, cada quién hace lo que quiere sin ataduras, esto no sería tanto un cuerno pero en parte sí.

La segunda es la del noviazgo, muchos dicen amar a la persona con quién está, pero aparece alguien que les desacomoda la estantería y se va todo al carajo, el/la novio/a será cornudo/a.

Y la tercera y más dolorosa es la del casado/a, en esta instancia uno ya decidió pasar el resto de su vida con una persona -por lo visto supuestamente- esta situación a mi me parece totalmente grotesca. Siendo hombre/mujer casado/a no podés andar calentoneando de aquí para allá con cualquier persona, le hiciste una promesa y la otra persona confió en vos, sentite mal, sentite verdaderamente mal, tenés que ser un reverendo hijo de puta al meter los cuernos, le acabás de destruir la vida al otro y vos amante sos una basura, una cucaracha, un ser mal intencionado, porque vos sabés bien que la otra persona está casada, pero igual abrís tus piernas en caso de la mujer o pelás al amigo en caso del hombre, no merecés respeto alguno.

¿Qué pasó del respeto? ¿Cuándo fue que una relación solamente se convirtió en una palabra sin significado?

Uno sabe que el amante nunca queda victorioso, porque todo sale a la luz y todo explota en un mundo cargado de puteríos y relaciones destrozadas.

El más que famoso triángulo amoroso, el que algunos disfrutan y otros sufren, esta situación de personas infieles que no saben lo que quieren o saben bien y no les importa.

En el amor y la guerra todo se vale, es lo que dicen, pero amor no es calentura, dejen de pensar con la cabeza de abajo, dejen de abrir sus piernas tan fácilmente, ténganse respeto, respeten al otro que confía en ustedes.

Si no querés que nadie se entere, no lo hagas.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia o no.

lunes, 7 de marzo de 2011

Rudo y Cursi


En la esquina roja: Quiero hablarte de la vida, quiero enamorarme, quiero escribirte, quiero que me mires, quiero que me hables, quiero que me respondas, quiero que me des bola, quiero y quiero como un niño quiere algo dulce.

Vs

En la esquina azul: Odio gustarme de alguien, odio estar pendiente de su aprobación, odio que no me vea, odio estar en esta situación, odio no ser lo que buscas, odio esperar, odio pensar que te puedo hacer cambiar de pensamiento.

Me pegó el típico momento de cambio de vida, ese que te agarra cuando te pasa algo y te sacude el mundo, que te hace dar cuenta de tantas cosas que querés y que tan pocas cosas tenés.

Tantos “quiero” para mi vida hacen mal porque soy el perfecto saboteador de los momentos de alegría.

Me empieza a ir bien y el pensamiento negativo me gana, es imposible combatir contra mi ser. El cursi que tengo dentro que sabe querer, que quiere amar no es suficiente para vencer al duro, poco sociable, el incapaz de confiar, el que se niega a cambiar.
Quiero y odio, dos personas totalmente diferentes, dos personalidades distintas que pelean interiormente y que dan como ganador siempre al odio.

Me doy cuenta que soy yo el que se pone el techo, que soy yo el que impido crecer.

Un ser inseguro, oculto en un supuesto ser seguro y egocéntrico que nada lo puede dañar.

Estas peleas internas que me hacen dar cuenta de lo mucho que necesito vacaciones, de desaparecer en una playa y ser un punto en la arena. Despejar la mente, aclarar pensamientos, dejar que gane el cursi, esos son los cambios que debo lograr.

Quiero más de lo que puedo o puedo más de lo que quiero, pensamiento totalmente bipolar.